La musica a tope retumba en la ventanas amenazando hacerlas añicos, en el sillón ondulan los golpes de dos cuerpos descubriéndose lascivos y muy escasos de espacio.
Los gemidos se mezclan armónicos en la melodía que disparan los altavoces. Un golpe en la puerta los deja mudos, los desnudos buscan sus ropas entre las pelusas de un suelo que hace unas semanas espera el roce de una escoba, las manos buscan el botón de apagado, se hace el silencio, pero no, los golpes de la puerta son mucho más insistentes.
- Abran, ¡policía!
Los desnudos se miran incrédulos,
- Jodidos vecinos, seguro que han sido ellos.
Encienden la luz y recorren con la mirada ansiosa y atemorizada la mesa buscando los restos de pruebas que delaten sus tan briosos embates.
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