sábado, 28 de mayo de 2016

Alrededor de ...

Alrededor de la mesa, espuertas, desnudas, compitiendo entre sus cuerpos rasurados, esperan el juicio de los examinadores que vuelcan sus cuerpos encima, olisquean como perros sus suaves rincones y saborean los perfumes fabricados por cantantes de exitos.

Los ojos no apartan la mirada del suelo, uno de los obesos capitostes, les ha dicho que ni seles ocurra mirar a las caras de los examinadores, porque necesitan la sensación poética de la belleza de lo inerte, del olor de lo aparente, de la sublime vaciedad de los cuerpos sometidos a ser un objeto higiénico y publicitario.

Yo estoy ahí, debería estar cabreada o cuanto menos confusa, pero no, nada de eso, me encuentro excitada y tengo que hacer grandes esfuerzos para que no se me note, para que no se fijen en el brillo que deben desprender mis ojos, en el calor que envuelve mi cuerpo, asfixiante, en el compás entrecortado de mi respiración. Estoy rompiendo la simetría de su juego y eso seguro les cabreara, les cabreara no dominar la situación,
¿quizás debería sentirme humillada?  Si,
Pero porque, esto siempre ha sido así, meros objetos, adornos colgados
del brazo... pero.... siempre.... siempre es mucho, es todo....

Me elegirá alguno a mi, estoy ya harta de estar aquí encerrada, toda mi vida encerrada, convirtiéndome en una señora educada y no quiero, quiero salir colgada del brazo de alguno, cualquiera, me da igual y aún así, que mas daría, yo no tengo derecho a decidir o si, siempre me puedo escapar....

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